Colombia ha vivido una verdadera transformación en su sector turístico durante la última década. Pasó de ser un destino emergente a convertirse en uno de los países más deseados por viajeros nacionales e internacionales. Sus paisajes diversos, su cultura vibrante y su gente cálida son solo algunos de los ingredientes que han impulsado este auge. Sin embargo, a pesar del crecimiento y la evidente riqueza de la oferta turística, aún queda un reto fundamental por resolver: la formalización del sector.
Turismo: mucho más que una actividad informal
Para muchos, el turismo sigue viéndose como una actividad complementaria, improvisada o como un “rebusque”. Aún hay prestadores de servicios que operan sin registros legales, sin estándares de calidad ni garantías para sus clientes. Esta situación no solo limita el crecimiento económico del sector, sino que también pone en riesgo la experiencia del turista y la reputación del destino.
Formalizar el turismo no significa burocratizarlo, sino profesionalizarlo. Significa construir empresas sólidas, capacitadas y comprometidas con la calidad, la sostenibilidad y la innovación. Significa transformar iniciativas individuales en proyectos empresariales con visión de largo plazo.
Beneficios de un turismo formal y empresarial
1. Generación de empleo estable y digno: Un sector formal permite crear empleos con garantías laborales, formación continua y oportunidades de crecimiento profesional. Esto impacta directamente en las comunidades y reduce la informalidad estructural.
2. Acceso a financiación e inversión: Las empresas formalizadas tienen acceso a créditos, fondos públicos y alianzas con otras industrias. Esto permite mejorar instalaciones, diversificar servicios y adaptarse a las nuevas demandas del mercado global.
3. Mejora de la calidad y confianza del turista: La formalización implica cumplir con normativas, estándares y registros que garantizan seguridad, higiene, y servicio profesional. Un turista satisfecho es un promotor natural del destino.
4. Fortalecimiento del destino como marca país: Un turismo organizado y serio proyecta una imagen positiva de Colombia ante el mundo. Aumenta la competitividad frente a otros países latinoamericanos y contribuye al posicionamiento de Colombia como un destino sostenible, responsable y de alta calidad.
Un llamado a emprendedores turísticos
Es momento de que guías, dueños de hoteles, operadores de experiencias, transportadores y todos los actores del turismo vean su labor como lo que realmente es: una empresa con alto potencial económico y social. Formalizar no es solo cumplir un requisito legal, es reconocer el valor de su trabajo y abrir las puertas a nuevas oportunidades.
La profesionalización también implica capacitarse, delegar, innovar y trabajar en red. No se trata de competir de forma desleal o aislada, sino de generar alianzas, compartir buenas prácticas y fortalecer cadenas productivas alrededor del turismo.
El papel del Estado y la sociedad
El proceso de formalización no depende solo de los prestadores turísticos. Las autoridades locales, las cámaras de comercio, las universidades y la ciudadanía tienen un rol fundamental en educar, acompañar e incentivar este cambio. Programas de formación, líneas de crédito, incentivos tributarios y visibilidad en ferias son herramientas clave para impulsar esta transición.
Asimismo, los propios turistas —especialmente los nacionales— deben aprender a valorar los servicios legales y responsables, y evitar consumir experiencias informales que no ofrecen ninguna garantía.
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¿Y tú, cómo estás contribuyendo a un turismo más profesional?
La formalización del turismo en Colombia no es solo una meta institucional, es una responsabilidad colectiva. Ver el turismo como una verdadera empresa es dar el paso hacia un sector más fuerte, sostenible y competitivo.
¿Estás listo para profesionalizar tu oferta turística y llevar tu proyecto al siguiente nivel?